Siempre después de una ida, suele venir una vuelta...como es lógico y normal. Ahora tocaba retornar a Parla desde Toledo, después de pasar un divertida tarde-noche, en la que las cañas, un buen paseo y una copilla no faltaron. Nos levantamos pronto para desayunar correctamente y partir, a sabiendas de que además lo primeros kilómetros iban a ser duros debido al desnivel, ya que nos encontrábamos en la parte más baja de la ruta.
Solo para salir de la ciudad ya tuvimos que afrontar todas aquellas rampas que nos recibieron el día anterior al llegar, y que nos hicieron entrar en calor más pronto de lo que esperábamos. En un principio las sensaciones eran buenas y todos habíamos descansado correctamente lo que nos permitía afrontar con optimismo la etapa, ya que algunos miembros del grupo se estrenaban en rutas de varios días y eso siempre es una incógnita.
Abandonamos la ciudad prácticamente por donde llegamos, pero giramos a la derecha en dirección a la carretera Toledo, ya que íbamos a seguir un camino que nos llevaba paralelos a esta, para alcanzar un puente que pasa por encima y así poder cruzarla.
Una vez cruzada la carretera iba a empezar el tramos más exigente de la etapa, y también posiblemente de la ruta, el cual nos llevaría del punto más bajo de la ruta, al más alto por unas sendas y caminos a través de los arboles. De la subida no hice muchas fotos, ya que estuve más en otros menesteres , como el de llegar arriba, pero ya en la parte superior si que pudimos tomar aire y relajarnos.
Al llegar arriba la cosa se suaviza y permite retomar aliento, ya que partir de aquí el perfil es mucho más suave y permitía rodar con mucha más comodidad y soltura.
Pero quedaba un último esfuerzo, el cual iba a ser necesario para un pequeño repecho, bueno, realmente una calle, en la urbanización San Francisco, al final de la cual pasamos por una valla para coger ya el camino que nos lleva al descenso.
A pesar de lo que pueda parecer en las fotos, el paso es muy fácil ya que la valla está caída y el descenso tiene el camino en perfecto estado y sin complicaciones. Al final del mismo, giraremos a la izquierda, subiremos un poco pero con pendientes ligeras, y luego nos incorporaremos a la derecha a una cañada en la que encontramos algo de exceso de arena.
Más o menos a esa altura nos empezó a llover, pero gracias a que un poco más adelante la A-40 pasa por encima de la cañada, pudimos refugiarnos y ponernos tranquilamente chubasqueros y demás. Un poco más adelante de dicho cruce llegamos a Magán.
Atravesamos el pueblo prácticamente recto y salimos justo por el otro lado a un camino en perfecto estado que está asfaltado, lo cual se agradece y nos permite afrontar la subida de casi cuatro kilómetros que va incrementando el porcentaje poco a poco, de forma más cómoda. La parte final deja de estar asfaltada, pero en general la subida se puede hacer sin ningún problema.
Una vez arriba afrontamos la bajada hacia Cobeja, el cual ya se puede divisar, y dejamos a la derecha el cerro que veíamos antes, el cual desde el otro lado impone más......ahh, y no...por ahí no es por donde se baja...jejeje
A nuestra izquierda dejamos la estación de Villaluenga Asland, que es una estación o apeadero de ferrocarril para la fábrica de cementos Asland que allí se ubica. Vimos carteles de prohibido el paso y demás pero como nuestra intención no era la de visitarlos, giramos a la derecha y cogimos el camino que nos llevaba directo a Cobeja, pasando por encima de la AP-41.
Llegamos a Cobeja, que es un pequeño pueblo, que sinceramente no tenía el placer de conocer, y decidimos hacer una parada "técnica". Nuestros estómagos pedían algo de combustible, y en un bar donde nos trataron de una manera genial, nos pusimos manos a la obra...
Si, si....a nosotros también se nos quedo esa cara...pero como somos muy educados, nos los comimos sin rechistar y sin dejar nada...jejeje Debo hacer mención especial al "vegetal con tiras de pollo empanado" al que ajusticié...hummm. Con la tripa llena y otras sensaciones en el cuerpo, nos pusimos en marcha y enseguida llegamos a Pantoja, el cual cruzamos enseguida, no sin recibir el ánimo de un equipo de fútbol de féminas que hacía lo que nosotros acabábamos de hacer en el pueblo anterior.
De Pantoja a Yeles llaneamos bastante bien, por caminos en perfecto estado y dejando a los lados fincas, algunas de ellas bastante impresionantes
Algún componente del grupo ya sentía la fatiga acumulada de los dos días, las caras por momentos no eran tan sonrientes, así que eso hizo que bajásemos un poco el ritmo en estos kilómetros finales con el fin de no "petar" a nadie y que pudiésemos llegar a buen puerto.
Por suerte, no nos quedaba prácticamente nada, con lo cual solo queda sufrir un poquillo y tirar de esas reservas "bocatiles" para llegar a Torrejón de Velasco.
Nuestra aventurilla llegaba a su fin, y la pequeña distancia entre Torrejón y Parla nos sirvió para hacer un pequeño resumen del fin de semana y decidir los pasos a tomar nada más llegar a nuestro destino, como el lavar las bicis, comer, etc..
A pesar del cansancio, decidimos ser sensatos y lavar las bicicletas nada más llegar, ya que muchos de nosotros las guardamos en casa.
En resumen: un fin de semana magnifico, en buena compañía, por un recorrido bonito, en muy buen estado y que ni el variable tiempo fue capaz de arruinar. Os recomiendo que si tenéis la oportunidad de hacerla con amigos, no lo dudéis y así podáis disfrutar de la ruta y una maravillosa ciudad como es Toledo.
Como siempre, para cualquier duda o comentario, por aquí estaremos...saludos
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