En esta primera etapa la distancia más o menos aproximada que me esperaba era de unos 80 kilómetros, que es la distancia que salia para llegar a Pelayos de la Presa pasando por sitios como Navalcarnero, Villamanta o la presa de Picadas. El día no pintaba muy bien, y cierto es que iba sobre aviso, ya que el parte meteorológico indicaba que en estos cuatro días no iba a ver mucho el sol...y quizás demasiada la lluvia. Así que nada...salí de casa a eso de las 09:00 y camino..
Los primeros kilómetros trascurrían por sitios bastante conocidos, es lo que tiene hacer este tipo de rutas con punto de inicio y fin en tu propia casa, así que casi sin darnos cuenta llegamos a Griñón.
Lo siguiente es atravesar esta localidad y dirigirnos dirección a los montes de Batres, por supuesto también por caminos en muy buen estado y dejando a nuestra derecha Arroyomolinos a lo lejos.
Al llegar a los montes de Batres vemos carteles que nos lo indican así como una barrera que limita el acceso a vehículos a la zona.
En el sentido en el que realizamos este trayecto hace que pillemos prácticamente toda la zona en bajada. Sino conocéis esta zona, os aconsejo de que os marquéis alguna ruta por la zona, es bastante bonita y tiene muchas variantes para disfrutarla.
Al llegar abajo vamos a usar la carretera M-404 para poder cruzar el Guadarrama y así dirigirnos a el Álamo, el cual se encuentra a escasos dos kilómetros, y el cual también atravesaremos para seguir con nuestro camino.
Hasta aquí todo iba como la seda, pero de repente en un bache escucho un "clack" y de pronto un sonido muy fuerte de roce. Paré de golpe y me encuentro que un anclaje del trasportín se había soltado y este al descolgarse estaba rozando en la rueda. Por suerte no parecía que hubiese ningún daño, así que desmonte las alforjas, saqué las herramientas y volví a colocar todo en su sitio asegurándome que todo quedaba correctamente apretado. Con la mosca detrás de la oreja y un poco cabreado por no haber revisado más concienzudamente ese punto, seguí hasta Navalcarnero.
En esta zona me llevé un par de sustos sin importancia, pero si que es verdad que por estos caminos hay bastante arena y si a eso le juntas la humedad de la misma debido a las lluvias, el resultado es que hay que ir muy atento y no despistarse en absoluto. Entramos a Navalcarnero por el sur y salimos por el este, sin adentrarnos mucho en su centro y usando varios túneles para cruzar la A-5 y la M-600.
Al salir lo hacemos por una especie de merendero donde nos encontramos la ermita de San Isidro
Sin darnos prácticamente cuenta hemos hecho la mitad del recorrido, así que después de subir unas cuestas que vemos a la salida de Navalcarnero, decido parar y tomar un tentempié para recuperar energías en forma de sándwich de jamón.
Una vez repuestas las fuerzas seguimos por estos caminos, los cuales se encuentran en bastante buen estado, pero en los que también nos encontramos bastantes bancos de arena. A los pocos kilómetros divisamos Villamanta.
Antes de entrar a Villamanta nos desviamos a nuestra izquierda y seguimos un camino el cual tiene toda la pinta de haber pertenecido a un antiguo trazado de ferrocarril.
Este camino en determinadas zona parece más una senda debido a la vegetación, pero es perfectamente ciclable e incluso divertido en algunos tramos
Al llegar a un punto donde vemos varias casas, el camino gira un poco al suroeste y vemos que cogemos un camino que queda embutido entre dos fincas privadas valladas. Podemos apreciar que hay carteles que nos indican el uso que se les da...
El camino en ningún momento está cortado, ni tenemos que saltar o entrar a ningún sitio, simplemente son las fincas que quedan a los lados del camino. De hecho en alguna puerta cerrada por la que pasamos si vemos carteles con algo de tiempo que nos indican la prohibición de pasar...aunque personalmente a mi lo del ganado bravo me acojona más...
La pista cada vez se va volviendo mejor conforme nos vamos acercando a Aldea del Fresno, e incluso pasamos por la puerta principal de alguna de estas fincas anteriormente nombradas.
Cuando nos queremos dar cuenta...ya no estamos en un camino....este se convierte en calle de golpe y porrazo...
y es que entramos a Aldea del Fresno por una zona bastante nueva y que parece que todavía está en construcción.
Con 60 kilómetros en las piernas, que ya eran prácticamente las tres de la tarde y que tenía más hambre que el perro de un ciego, decido parar en un restaurante en la avenida principal y pedirme un bocata de bacón con queso y un par de refrescos para ayudar a bajarlo. Si...quizá no fuese la mejor opción...pero a mi me sentó a gloria....así que cafelito...y a seguir, en esta ocasión por la M-507 por donde cruzamos el Alberche...
y seguimos unos dos kilómetros hasta el desvío que nos llevará hacia el embalse de Picadas
La carretera de Picadas está en un estado impecable y se rueda perfectamente y sin tráfico, ya que el uso que tiene es principalmente el que le dan los propietarios de la urbanización que hay y por la cual me dí un paseo buscando la salida a lo tonto, teniendo que salir nuevamente a la carretera de Picadas.
Aquí hay un poco de pendiente y nos toca subir algo, pero nada duro y con unas buenas vistas como recompensa.
Seguimos subiendo algo más...y justo cuando coronamos vemos que tenemos también otras muy buenas vistas hacia el otro lado
y...además...ahora nos toca bajar¡¡¡ Eso si, con prudencia que hay desnivel, la carretera en este tramo no está ni mucho menos en buen estado y el cortado que hay a nuestra derecha tampoco es tontería.
Al acabar el descenso llegamos a la misma presa de Picadas. La verdad que impresiona semejante monstruo...
y sobre todo la altura que podemos apreciar en la presa gracias al voladizo por el que pasamos
Parece mentira que las compuertas y sus engranajes sean capaces de contener semejante masa de agua...
Después de curiosear un buen rato y echar algunas fotillos, cruzamos al otro lado y cogemos el camino que nos lleva por el margen derecho del pantano. Los primeros metros están asfaltados hasta la central eléctrica y una barrera que prohíbe el paso de vehículos..
una vez pasado este punto, el camino es de tierra y ya podemos ir disfrutando de la maravilla de paisaje que tenemos en el pantano
Aquí me dediqué a ir tranquilamente, sin prisa, parando a hacer fotos e incluso sentarme un rato. Es curioso que al llegar el cielo se empezó a abrir un poco y el sol empezó a calentar como en todo el día no había hecho. Pasamos por varios puentes que nos permiten cruzar el pantano por aquellos lugares que el agua se ha metido e incluso vemos una especie de túnel cavado en la roca....del cual desconozco su origen y función
En uno de los puntos donde más se estrecha el pantano cruzamos un puente que nos permite pasar al otro margen y realizar los últimos kilómetros por el lado izquierdo del pantano.
Al poco podemos divisar la otra presa, lo cual nos indica que ya prácticamente hemos llegado a nuestro destino final del día
Circulamos en paralelo pero más altos a la M-501 por un sendero que está en buen estado y que nos lleva por una zona con bastante vegetación.
Sin embargo, al salir de dicha zona, a pesar de ver la glorieta de entrada a Pelayos, no podemos acceder a la misma por estar vallada, así que seguimos por camino y buscamos un paso que hay por debajo de la M-501 y que nos permite entrar a Pelayos de la Presa por la zona más al sur
Una vez llegados a nuestro destino...pues una vuelta para ver un poco por encima el pueblo...y por supuesto, una cervecita de rigor para celebrar la finalización de la etapa.
Más tarde busqué el camping en el que me iba a alojar, el camping la Enfermería, y me puse a montar todo el chiringuito necesario para pasar la noche. La tarde se iba cerrando y no pintaba el tiempo muy bueno....y así fue...pero eso ya os lo cuento en la crónica de segunda etapa ;)
TELÉFONOS DE INTERÉS
Hotel
Rural El Jardín (Aldea del Fresno) 91 8636834 / 91 8637509 /
689434275
Camping
La Enfermería (Pelayos de la Presa) +34686418646
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